¿Que hago con mi dinero? Finanzas éticas: una propuesta para usar el dinero en función de lo que quiero. Jordi Panyella i Carbonell DINERO SOLIDARIO “¿Dónde
tengo mi dinero? Y ¿qué hacen con él mientras no lo uso?”. Esto es lo
que un día se preguntaron Àngel y Bet, un matrimonio catalán que a lo
largo de su vida habían ido acumulando una pequeña, pero no
insignificante, riqueza. “Nos dimos cuenta de que el uso del dinero
tiene unas consecuencias, y a parte de las decisiones que tomábamos como
consumidores, había la posibilidad de darle al dinero un don para
proyectos sociales y medioambientales”. Así que se decidieron a abrir
una cuenta en el Triodos Bank, un banco de origen holandés que des de
hace unos años ha abierto sucursales en Madrid y Barcelona, y que
garantiza que todas sus inversiones se destinan a proyectos sociales y
en pro del medio ambiente. Otra cosa fue lo
que les sucedió a las personas socias de la cooperativa Mas Franch, como
nos explica Nuria, “tenemos un proyecto de transformación de una finca
con criterios de permacultura, agricultura ecológica, bioconstrucción, y
todo ello con un componente educativo muy importante”. A partir de
allí, se plantearon que “coherentemente con el proyecto, debíamos
trabajar con entidades financieras con las que compartiéremos unos
principios de igualdad y justicia”. Y así fue como decidieron acudir a
Fiare, una entidad de origen vasco, que se presenta diciendo que: “la
actividad económica no es neutral. No se desarrolla mediante mecanismos
automáticos, involuntarios o inintencionales. Toda decisión económica
es, en último término, una decisión ética, asumida desde un marco
determinado de convicciones y cuyas consecuencias favorecen a unos y
perjudican a otros”. Es lo mismo que
encontramos en la presentación del libro Rescata tu dinero, de la
madrileña Nuria del Río: “debemos convertir nuestro dinero en una
herramienta de uso acorde con unos principios que se interconectan con
nuestros deseos de solidaridad, de producciones limpias, de lucha contra
las situaciones de exclusión, en contra de la pobreza, en potenciar una
economía más local, en conseguir una alimentación más sana y
ecológica... Debemos controlar nuestro dinero, porque si no, corremos el
peligro de que su uso cumpla funciones ajenas a nuestra ética y a
nuestros principios”. Éste deseo es el que
comparten cada vez más personas, que se van haciendo conscientes de esta
realidad e intentan decidir sobre el destino de sus ahorros, sobre sus
solicitudes de crédito o sus inversiones con responsabilidad, basándose
en una información fiable y suficiente. Surgen así preguntas como si
existe un modelo de banca que sitúe esas demandas en el centro de su
misión, visión y valores. Y es la pretensión de dar respuestas a estas
preguntas lo que hay en el inicio y la base de los proyectos de finanzas
éticas. Vamos a ver antes, algún ejemplo de porqué las entidades
financieras convencionales no satisfacen estas necesidades. ¿DÓNDE VA MI DINERO? La
organización catalana Justícia i Pau, inició el pasado otoño la campaña
“Desarmemos la Banca”, donde se denunciaban las inversiones en
industria armamentística de las entidades financieras españolas. Su
conclusión o propuesta era sencilla, “aunque parezca una utopía, hay que
pedir a la gente que quite sus ahorros de estas entidades, así
evitaremos que inviertan en armas.” Por ejemplo, la campaña de boicot a
La Caixa que se inició en 2003 a raíz de su participación en la
Corporación para la Reconstrucción de Irak, dio sus frutos, ya que La
Caixa se retiró de la Corporación”, explica Arcadi Oliveras, presidente
de Justícia i Pau. Otras entidades situadas
en el ojo del huracán son la Caixa de Catalunya (que comparte con La
Caixa la propiedad a través de acciones de empresas armamentísticas), el
Banesto y el Banco de Bilbao, que apoyan conjuntamente a la empresa
Maxam (antigua Unión Española de Explosivos), fabricante de las
conocidas y letales bombas de racimo. Si hace
unos años la Caixa de Catalunya quiso abrir una línea de carácter
social, abriendo su Obra Social a los microcréditos, o otras ayudas a
empresas de inserción, el cambio de presidencia que hubo en 2005
finiquitó tales expectativas, puesto que quien ocupa este cargo ahora,
es Narcís Serra, antiguo Ministro de Defensa (1982-1991) con el gobierno
de Felipe González (PSOE). Con información
como ésta, Bet y Àngel, y muchas personas más, han sacado su dinero de
estas entidades. “Se trataba, simplemente, de saber en qué proyectos se
estaban invirtiendo nuestros ahorros, porque si se están utilizando para
financiar empresas armamentísticas y campañas militares, no queremos”,
dice Bet. Y esta transparencia es uno de los criterios de las entidades
que ofrecen útiles financieros éticos. ALGUNAS PROPUESTAS EN EL ESTADO ESPAÑOL Después
de abrir la cuenta en el Triodos Bank, Àngel y Bet saben que “allí
nuestros ahorros se destinan a financiar proyectos sociales y
medioambientales y una parte de los intereses se invierte en iniciativas
de comercio justo que hemos escogido. Además, anualmente, el banco nos
mostrará una memoria social donde se aprecien estos resultados”. Este
banco tiene, actualmente, unas 113.257 cuentas abiertas en toda Europa
(Gran Bretaña, Bélgica, Holanda y España). Ellos mismo se autodenominan
como Banca Sostenible porque el principal de los depósitos recibidos (y
no sólo los beneficios o los intereses generados) son reinvertidos en
sectores con un impacto social positivo, que son señalados con claridad y
transparencia en su web. En el Estado tienen
oficina en Madrid y Barcelona y, como curiosidad, decir que no ofrecen
la targeta VISA a sus clientes como adelanto de crédito, “esto sería
incentivar al consumo”. Para disponer de VISA, se debe abonar un importe
mínimo al mes equivalente al gasto previsto. Otra
propuesta es el proyecto Fiare, del que ya hemos hablado antes. Núria,
de la cooperativa Mas Franch, argumenta así la decisión de solicitar el
préstamo a Fiare: “Fue una decisión ética, ya que por muy ético que seas
como persona, en tu actividad o en tu negocio, si tienes el dinero en
entidades bancarias convencionales, hay muchas cosas que se te
escaparan”. Fiare actúa como agente en España
de la Banca Popolare Ética Italiana, un banco cooperativo que movilizó a
múltiples sectores de la sociedad civil italiana, uniéndolos en un
frente común para lograr una banca que respondiese al principio de
aquellos que querían ver nacer una sociedad y una economía más justas:
“Pon tu dinero donde están tus ideas”, decían. Actualmente, Fiare se
está reconviertiendo en una cooperativa financiera de ámbito nacional, y
ya ofrece servicios de préstamo y depósito. Para depositar dinero en
Fiare, hay que firmar una declaración donde se manifiesta el acuerdo con
los principios éticos del proyecto. Fiare dispone de oficinas o
delegaciones en Bilbo, Donosti, Gasteiz, Iruña, Madrid y Barcelona. Finalmente,
una de las entidades pioneras en finanzas éticas y que actualmente está
promoviendo, también, el proyecto Fiare, es Coop57. Es un cooperativa
de servicios financieros, y tiene su origen en la lucha obrera de los
trabajadores despedidos improcedentemente de la editorial Bruguera que
decidieron destinar parte de las indemnizaciones a financiar proyectos
sociales y cooperativos. Al ser una
cooperativa, tanto la persona como entidad o empresa que destina ahorro
como la que solicita préstamo, pasa a ser socia de Coop57. Y ser socia
implica refrendar una serie de principios éticos y solidarios, a la vez
que derechos de participación en las asambleas, etc. Nacida en Barcelona
hace 12 años, actualmente está presente en Aragón y Madrid. En
el Estado español, además, existen otras experiencias de finanzas
éticas que hay que citar. Como el GAP, una asociación de personas que
promueven actividades de economía solidaria a partir de préstamos
privados. Encuentran, así, otra forma de usar sus ahorros. Otra
experiencia es Iuna, una sociedad anónima que destina las inversiones de
particulares a financiar proyectos de inclusión social. Y Oikocredit,
una entidad de origen holandés que destina su capital a microcréditos
(créditos de pequeña cantidad, intereses mínimos, y sin aval) a
proyectos de cooperación o autoempleo en países del sur. Y
finalmente habría la controvertida apuesta de las entidades financieras
convencionales en fondos éticos o campañas de inversión social o
medioambiental para promover su responsabilidad social. Como casi todo,
tienen su pro y su contra. Su pro es que son iniciativas que responden a
una demanda cada vez mayor de los consumidores y que invierten en
actividades que suelen ser transformadoras; su contra es que se pueden
interpretar como disculpa o lavados de cara para entidades que destinan
la mayor parte de su capital a la especulación. Dice
Nuria del Río que “la economía, el dinero, como todos sabemos, son
medios al servicio de un fin mayor: la convivencia, el desarrollo humano
y social, en armonía con la Naturaleza”. Después de haber visto estas
tres experiencias de finanzas éticas en el Estado español, se puede
llegar a una conclusión: ya es posible adueñarnos de nuestro dinero. |
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