Hoy en día los paisajes son nucleares, las marinas rezuman chapapote, los bodegones sólo reproducen basura y naturalezas muertas, jarrones con flores marchitas y cardos borriqueros, las monnalisas lloran abusos de machos descerebrados pero con dos cojones, no hay retratos tan sólo caricaturas de gente con pasta pero sin lustre, los discóbolos tiran, sí, pero con cocteles molotov ... ya no hay tregua, ni siquiera en el arte.

lunes, 28 de enero de 2008

¿Que hago con mi dinero? Finanzas éticas: una propuesta para usar el dinero en función de lo que quiero. Jordi Panyella i Carbonell DINERO SOLIDARIO “¿Dónde tengo mi dinero? Y ¿qué hacen con él mientras no lo uso?”. Esto es lo que un día se preguntaron Àngel y Bet, un matrimonio catalán que a lo largo de su vida habían ido acumulando una pequeña, pero no insignificante, riqueza. “Nos dimos cuenta de que el uso del dinero tiene unas consecuencias, y a parte de las decisiones que tomábamos como consumidores, había la posibilidad de darle al dinero un don para proyectos sociales y medioambientales”. Así que se decidieron a abrir una cuenta en el Triodos Bank, un banco de origen holandés que des de hace unos años ha abierto sucursales en Madrid y Barcelona, y que garantiza que todas sus inversiones se destinan a proyectos sociales y en pro del medio ambiente. Otra cosa fue lo que les sucedió a las personas socias de la cooperativa Mas Franch, como nos explica Nuria, “tenemos un proyecto de transformación de una finca con criterios de permacultura, agricultura ecológica, bioconstrucción, y todo ello con un componente educativo muy importante”. A partir de allí, se plantearon que “coherentemente con el proyecto, debíamos trabajar con entidades financieras con las que compartiéremos unos principios de igualdad y justicia”. Y así fue como decidieron acudir a Fiare, una entidad de origen vasco, que se presenta diciendo que: “la actividad económica no es neutral. No se desarrolla mediante mecanismos automáticos, involuntarios o inintencionales. Toda decisión económica es, en último término, una decisión ética, asumida desde un marco determinado de convicciones y cuyas consecuencias favorecen a unos y perjudican a otros”. Es lo mismo que encontramos en la presentación del libro Rescata tu dinero, de la madrileña Nuria del Río: “debemos convertir nuestro dinero en una herramienta de uso acorde con unos principios que se interconectan con nuestros deseos de solidaridad, de producciones limpias, de lucha contra las situaciones de exclusión, en contra de la pobreza, en potenciar una economía más local, en conseguir una alimentación más sana y ecológica... Debemos controlar nuestro dinero, porque si no, corremos el peligro de que su uso cumpla funciones ajenas a nuestra ética y a nuestros principios”. Éste deseo es el que comparten cada vez más personas, que se van haciendo conscientes de esta realidad e intentan decidir sobre el destino de sus ahorros, sobre sus solicitudes de crédito o sus inversiones con responsabilidad, basándose en una información fiable y suficiente. Surgen así preguntas como si existe un modelo de banca que sitúe esas demandas en el centro de su misión, visión y valores. Y es la pretensión de dar respuestas a estas preguntas lo que hay en el inicio y la base de los proyectos de finanzas éticas. Vamos a ver antes, algún ejemplo de porqué las entidades financieras convencionales no satisfacen estas necesidades. ¿DÓNDE VA MI DINERO? La organización catalana Justícia i Pau, inició el pasado otoño la campaña “Desarmemos la Banca”, donde se denunciaban las inversiones en industria armamentística de las entidades financieras españolas. Su conclusión o propuesta era sencilla, “aunque parezca una utopía, hay que pedir a la gente que quite sus ahorros de estas entidades, así evitaremos que inviertan en armas.” Por ejemplo, la campaña de boicot a La Caixa que se inició en 2003 a raíz de su participación en la Corporación para la Reconstrucción de Irak, dio sus frutos, ya que La Caixa se retiró de la Corporación”, explica Arcadi Oliveras, presidente de Justícia i Pau. Otras entidades situadas en el ojo del huracán son la Caixa de Catalunya (que comparte con La Caixa la propiedad a través de acciones de empresas armamentísticas), el Banesto y el Banco de Bilbao, que apoyan conjuntamente a la empresa Maxam (antigua Unión Española de Explosivos), fabricante de las conocidas y letales bombas de racimo. Si hace unos años la Caixa de Catalunya quiso abrir una línea de carácter social, abriendo su Obra Social a los microcréditos, o otras ayudas a empresas de inserción, el cambio de presidencia que hubo en 2005 finiquitó tales expectativas, puesto que quien ocupa este cargo ahora, es Narcís Serra, antiguo Ministro de Defensa (1982-1991) con el gobierno de Felipe González (PSOE). Con información como ésta, Bet y Àngel, y muchas personas más, han sacado su dinero de estas entidades. “Se trataba, simplemente, de saber en qué proyectos se estaban invirtiendo nuestros ahorros, porque si se están utilizando para financiar empresas armamentísticas y campañas militares, no queremos”, dice Bet. Y esta transparencia es uno de los criterios de las entidades que ofrecen útiles financieros éticos. ALGUNAS PROPUESTAS EN EL ESTADO ESPAÑOL Después de abrir la cuenta en el Triodos Bank, Àngel y Bet saben que “allí nuestros ahorros se destinan a financiar proyectos sociales y medioambientales y una parte de los intereses se invierte en iniciativas de comercio justo que hemos escogido. Además, anualmente, el banco nos mostrará una memoria social donde se aprecien estos resultados”. Este banco tiene, actualmente, unas 113.257 cuentas abiertas en toda Europa (Gran Bretaña, Bélgica, Holanda y España). Ellos mismo se autodenominan como Banca Sostenible porque el principal de los depósitos recibidos (y no sólo los beneficios o los intereses generados) son reinvertidos en sectores con un impacto social positivo, que son señalados con claridad y transparencia en su web. En el Estado tienen oficina en Madrid y Barcelona y, como curiosidad, decir que no ofrecen la targeta VISA a sus clientes como adelanto de crédito, “esto sería incentivar al consumo”. Para disponer de VISA, se debe abonar un importe mínimo al mes equivalente al gasto previsto. Otra propuesta es el proyecto Fiare, del que ya hemos hablado antes. Núria, de la cooperativa Mas Franch, argumenta así la decisión de solicitar el préstamo a Fiare: “Fue una decisión ética, ya que por muy ético que seas como persona, en tu actividad o en tu negocio, si tienes el dinero en entidades bancarias convencionales, hay muchas cosas que se te escaparan”. Fiare actúa como agente en España de la Banca Popolare Ética Italiana, un banco cooperativo que movilizó a múltiples sectores de la sociedad civil italiana, uniéndolos en un frente común para lograr una banca que respondiese al principio de aquellos que querían ver nacer una sociedad y una economía más justas: “Pon tu dinero donde están tus ideas”, decían. Actualmente, Fiare se está reconviertiendo en una cooperativa financiera de ámbito nacional, y ya ofrece servicios de préstamo y depósito. Para depositar dinero en Fiare, hay que firmar una declaración donde se manifiesta el acuerdo con los principios éticos del proyecto. Fiare dispone de oficinas o delegaciones en Bilbo, Donosti, Gasteiz, Iruña, Madrid y Barcelona. Finalmente, una de las entidades pioneras en finanzas éticas y que actualmente está promoviendo, también, el proyecto Fiare, es Coop57. Es un cooperativa de servicios financieros, y tiene su origen en la lucha obrera de los trabajadores despedidos improcedentemente de la editorial Bruguera que decidieron destinar parte de las indemnizaciones a financiar proyectos sociales y cooperativos. Al ser una cooperativa, tanto la persona como entidad o empresa que destina ahorro como la que solicita préstamo, pasa a ser socia de Coop57. Y ser socia implica refrendar una serie de principios éticos y solidarios, a la vez que derechos de participación en las asambleas, etc. Nacida en Barcelona hace 12 años, actualmente está presente en Aragón y Madrid. En el Estado español, además, existen otras experiencias de finanzas éticas que hay que citar. Como el GAP, una asociación de personas que promueven actividades de economía solidaria a partir de préstamos privados. Encuentran, así, otra forma de usar sus ahorros. Otra experiencia es Iuna, una sociedad anónima que destina las inversiones de particulares a financiar proyectos de inclusión social. Y Oikocredit, una entidad de origen holandés que destina su capital a microcréditos (créditos de pequeña cantidad, intereses mínimos, y sin aval) a proyectos de cooperación o autoempleo en países del sur. Y finalmente habría la controvertida apuesta de las entidades financieras convencionales en fondos éticos o campañas de inversión social o medioambiental para promover su responsabilidad social. Como casi todo, tienen su pro y su contra. Su pro es que son iniciativas que responden a una demanda cada vez mayor de los consumidores y que invierten en actividades que suelen ser transformadoras; su contra es que se pueden interpretar como disculpa o lavados de cara para entidades que destinan la mayor parte de su capital a la especulación. Dice Nuria del Río que “la economía, el dinero, como todos sabemos, son medios al servicio de un fin mayor: la convivencia, el desarrollo humano y social, en armonía con la Naturaleza”. Después de haber visto estas tres experiencias de finanzas éticas en el Estado español, se puede llegar a una conclusión: ya es posible adueñarnos de nuestro dinero.

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